Desde esos tiempos antiguos hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492, algunos de los las fuentes sobresalientes de perlas naturales fueron el Golfo Pérsico, las aguas de Ceilán (ahora Sri Lanka), los ríos y lagos chinos y los ríos de Europa.
Durante el tercer (1498) y el cuarto (1502) viajes de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, se encontró repetidamente con nativos adornados con perlas naturales. Su descubrimiento de fuentes de perlas naturales en las aguas de las actuales Venezuela y Panamá intensificó la demanda en Europa. Sin embargo, en cien años, estas fuentes naturales de perlas habían disminuido debido a la sobrepesca, el cultivo de perlas, los botones de plástico y la extracción de petróleo.
Los primeros pasos hacia el cultivo de perlas ocurrieron hace cientos de años en China y los pioneros japoneses produjo con éxito perlas cultivadas enteras a principios del siglo XX. Éstos adquirieron importancia comercial en la década de 1920 (casi al mismo tiempo que la producción de perlas naturales comenzó a declinar). Desde la década de 1930 hasta la década de 1980, el cultivo de perlas se diversificó y se extendió a varios países del mundo.
Las perlas son tesoros de los estanques, lagos, mares y océanos de la Tierra, y siempre han encarnado el misterio, el poder y la naturaleza vital del agua.
La forma esférica de algunas perlas llevó a muchas culturas a asociar esta gema con la luna. En la antigua China, se creía que las perlas garantizaban la protección contra el fuego y los dragones que escupen fuego. En Europa, simbolizaban la modestia, la castidad y la pureza.
Dejar un comentario